Los juguetes eróticos han formado parte de la historia humana mucho antes de que se les reconociera como tales. De este modo, desde las primeras civilizaciones, los humanos han utilizado objetos diseñados para aumentar el placer y explorar la sexualidad. Aunque estos productos han estado rodeados de tabúes y restricciones en diferentes épocas y culturas, su uso ha persistido y evolucionado, reflejando las actitudes cambiantes hacia el placer y la intimidad.

El estudio de los juguetes eróticos no solo revela su función como herramientas de placer, sino que también ofrece una ventana a cómo las diferentes sociedades han entendido y abordado la sexualidad. En este sentido, desde los rudimentarios objetos tallados en piedra en la antigüedad hasta los dispositivos de alta tecnología actuales que se pueden encontrar en un sex shop como Lolatoys en Madrid, estos juguetes han pasado de ser símbolos ocultos de deseo a productos ampliamente comercializados.

Este artículo traza un recorrido por la fascinante historia de los juguetes eróticos, partiendo de sus inicios en las civilizaciones antiguas hasta su aceptación en la actualidad. Para ello exploraremos cómo han sido moldeados por los avances tecnológicos, los cambios culturales y los movimientos por la liberación sexual, mostrando cómo estos objetos han acompañado la evolución de la humanidad.

Los inicios – juguetes eróticos en la antigüedad

La historia de los juguetes eróticos comienza en la antigüedad, cuando los humanos utilizaban herramientas simples para satisfacer sus deseos más íntimos. Ejemplos de estos primeros juguetes han sido encontrados en diversas excavaciones arqueológicas, siendo uno de los más antiguos un objeto fálico de piedra hallado en Alemania, que data de hace más de 28.000 años. Estos artefactos no solo eran utilizados para el placer, sino también como símbolos de fertilidad y poder en rituales religiosos.

En civilizaciones como Egipto, Grecia y Roma, los juguetes eróticos eran comunes y socialmente más aceptados que en civilizaciones posteriores. En Egipto, los relatos sugieren el uso de objetos de alabastro y arcilla, mientras que en Grecia y Roma se empleaban consoladores de madera o cuero. Los griegos incluso crearon el «olisbos», una herramienta que era utilizada tanto en contextos privados como en representaciones teatrales. Estos juguetes formaban parte de una sociedad que entendía la sexualidad como algo natural y digno de exploración. A pesar de su uso extendido, estos objetos comenzaron a ser estigmatizados con la llegada de las religiones monoteístas, que promovieron visiones más restrictivas de la sexualidad. Este cambio marcó un periodo de silencio y clandestinidad para los juguetes eróticos, que sobrevivieron principalmente en espacios privados y ocultos.

La Edad Media y el Renacimiento – tabúes y discreción

Durante la Edad Media, la influencia de la iglesia católica transformó radicalmente la percepción de la sexualidad y, por ende, de los juguetes eróticos. La idea del placer sexual como pecado llevó a que estos objetos fueran condenados y ocultados. Aunque su uso no desapareció por completo, pasó a ser clandestino, limitándose a los círculos privados y, en ocasiones, a contextos médicos donde se justificaban por razones terapéuticas.

En este periodo, los consoladores comenzaron a ser utilizados como herramientas médicas para tratar la «histeria femenina», un diagnóstico que atribuía diversos síntomas a la falta de satisfacción sexual. Los médicos empleaban dispositivos rudimentarios para «aliviar» esta condición, un uso que, aunque disfrazado de medicina, mantenía vivo el legado de estos juguetes en un entorno altamente restrictivo. Con la llegada del Renacimiento, hubo un resurgir del interés por el cuerpo humano y la sexualidad. Aunque los juguetes eróticos aún enfrentaban el estigma social, su diseño comenzó a evolucionar, incorporando materiales más avanzados como el vidrio y el metal

Revolución industrial y avances tecnológicos

El siglo XIX trajo consigo la llamada Revolución Industrial, que no solo transformó la economía y la sociedad, sino también el diseño y la producción de juguetes eróticos. Por primera vez, estos objetos comenzaron a fabricarse en masa gracias a los avances tecnológicos. La introducción de motores eléctricos dio lugar al desarrollo de los primeros vibradores, diseñados inicialmente como dispositivos médicos para tratar la anteriormente conocida como «histeria femenina».

Estos vibradores eran voluminosos y rudimentarios, pero marcaron un punto de inflexión en la historia de los juguetes eróticos. A medida que los dispositivos se volvieron más compactos y accesibles, comenzaron a ser utilizados en contextos privados, aunque seguían siendo comercializados bajo un disfraz médico. Este periodo también vio la creación de consoladores de caucho y otros materiales más flexibles, mejorando la experiencia del usuario. Sin embargo, el estigma asociado al placer sexual seguía siendo fuerte. A pesar de la innovación tecnológica, estos juguetes permanecieron en gran medida escondidos del ojo público, considerados un tema tabú que solo podía discutirse en círculos cerrados. Fue necesario esperar hasta el siglo XX para que los movimientos sociales empezaran a cuestionar estas restricciones.

La liberación sexual y la aceptación cultural

El siglo XX marcó un gran cambio en la percepción de los juguetes eróticos, impulsado por la revolución sexual de los años 60 y 70. Este movimiento, acompañado por el feminismo y la contracultura, promovió una mayor aceptación de la sexualidad como una parte natural de la vida humana. Los juguetes eróticos dejaron de ser vistos exclusivamente como objetos clandestinos y comenzaron a entrar en la esfera pública de forma natural.

La aparición de tiendas especializadas como Good Vibrations en los Estados Unidos y la publicación de obras como The Joy of Sex ayudaron a normalizar el uso de estos productos. Además, el vibrador dejó de estar vinculado exclusivamente a fines médicos y se convirtió en un símbolo de empoderamiento sexual, especialmente para las mujeres. Este periodo también vio la diversificación de materiales y diseños, adaptándose a las necesidades y preferencias de un público más amplio. A pesar de los avances, los juguetes eróticos seguían enfrentando cierto estigma. Sin embargo, la creciente apertura en los medios de comunicación y la aparición de marcas dedicadas a productos de alta calidad ayudaron a consolidar su aceptación cultural.

La era moderna: tecnología e innovación

En la actualidad, los juguetes eróticos han alcanzado un nivel de sofisticación sin precedentes gracias a los avances en tecnología y diseño. De este modo, desde vibradores controlados por aplicaciones móviles hasta dispositivos fabricados con materiales sostenibles, estos productos han evolucionado para satisfacer las demandas de un mercado global cada vez más diverso y exigente. Además, el marketing moderno ha transformado estos objetos en símbolos de bienestar sexual y autoexploración.

Del mismo modo, el desarrollo del comercio online ha ayudado a la expansión del sector. Eso sí, dado el desconocimiento de muchos, las tiendas físicas siguen siendo la opción perfecta para iniciarse en el mundo de los juguetes eróticos. Lolatoys, un nuevo sex shop Madrid situado en la plaza de Pontejos, más concretamente en la calle Marqués Viudo de Pontejos 1, se ha posicionado como un referente de la venta de juguetes sexuales. La ventaja de comprar en este tipo de tiendas es que sus profesionales pueden ofrecer una orientación honesta ante las necesidades y especificaciones buscadas en este tipo de productos, ya que, en la actualidad la cantidad de modelos y marcas es enorme.