Lisboa, la capital de Portugal, es una ciudad que encanta a todos los que la visitan con su mezcla de historia, cultura y modernidad. Esta ciudad, conocida como la Ciudad de las Siete Colinas, ofrece paisajes impresionantes, calles empedradas y una vibrante vida urbana que se complementa con su rica tradición. Pero más allá de sus famosos monumentos y su deliciosa gastronomía, Lisboa esconde una serie de curiosidades que pocos conocen.

Desde sus icónicos tranvías amarillos hasta su peculiar relación con los descubrimientos marítimos, Lisboa tiene mucho que ofrecer a quienes estén dispuestos a explorar sus secretos. En este artículo, desvelaremos diez cosas que probablemente no sabías sobre esta fascinante ciudad. Cada curiosidad te permitirá verla desde una nueva perspectiva y apreciar aún más su singularidad.

Lisboa, más antigua que Roma

Lisboa es una de las ciudades más antiguas de Europa occidental, incluso más antigua que Roma. Se cree que fue fundada por los fenicios alrededor del año 1200 a.C., quienes la utilizaron como un importante puerto comercial. Esta conexión marítima fue esencial en su desarrollo y sigue siendo una parte clave de su identidad.

Durante siglos, Lisboa fue conquistada por diversos pueblos, incluidos los romanos y los moros. Cada civilización dejó su huella en la ciudad, lo que explica su rica arquitectura y cultura. Por ejemplo, el barrio de Alfama conserva gran parte de su diseño medieval, con calles estrechas y empinadas que transportan a los visitantes a otra época. Hoy en día, Lisboa celebra su rica historia a través de museos, monumentos y festivales. Lugares como el castillo de San Jorge y el monasterio de los Jerónimos son testigos de su legado histórico, que la posiciona como una ciudad donde el pasado y el presente coexisten en armonía.

Lisboa en bicicleta: una experiencia única

Aunque Lisboa es famosa por sus empinadas colinas, la ciudad ha trabajado en los últimos años para convertirse en un destino amigable para los ciclistas. De esta forma, con la construcción de carriles bici y la creación de rutas planas, recorrer Lisboa en bicicleta es más fácil y agradable de lo que parece. Además, empresas como Bike N Ride, https://bike-n-ride.com/bike-rental-lisbon, ofrecen el alquiler de bicicletas en la ciudad, tanto bicicletas clásicas, como modelos eléctricos e híbridos.

Una de las mejores rutas para ciclistas es el paseo marítimo que conecta el centro de la ciudad con el barrio de Belém. Este recorrido ofrece vistas espectaculares del río Tajo y permite visitar lugares emblemáticos como la Torre de Belém y el monumento a los Descubrimientos. Por tanto, recorrer Lisboa en bicicleta no solo es una opción ecológica, sino también una forma diferente de descubrir la ciudad.

La conexión con los descubrimientos marítimos

Lisboa jugó un papel central durante la Era de los Descubrimientos, un período en el que Portugal lideró la exploración marítima global. Desde su puerto partieron navegantes como Vasco da Gama, quien descubrió la ruta marítima a la India en 1498, transformando a Lisboa en uno de los centros comerciales más importantes del mundo.

El monumento a los Descubrimientos, situado en el barrio de Belém, rinde homenaje a esta época dorada. Su diseño imponente y su ubicación estratégica a orillas del río Tajo lo convierten en un recordatorio constante del espíritu aventurero de los portugueses. Además, la Torre de Belém, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, simboliza la conexión de Lisboa con el mar. Hoy, los visitantes pueden aprender más sobre esta fascinante historia en el museo de los Descubrimientos o simplemente pasear por el barrio de Belém, donde se respira la influencia marítima en cada rincón.

Los icónicos tranvías amarillos

Una de las imágenes más reconocibles de Lisboa son sus tranvías amarillos, en especial el famoso Tranvía 28. Este medio de transporte no solo es funcional, sino también una experiencia turística en sí misma, ya que atraviesa algunos de los barrios más pintorescos de la ciudad, como Alfama, Baixa y Graça.

Los tranvías empezaron a circular en Lisboa en el siglo XIX, cuando funcionaban con tracción animal. En la actualidad, aunque modernizados, muchos conservan su diseño clásico, lo que añade un encanto nostálgico al paisaje urbano. Subir a uno de estos tranvías es como viajar en el tiempo mientras disfrutas de vistas impresionantes.

El Puente Vasco da Gama: el más largo de Europa

Lisboa es hogar del puente colgante más largo de Europa, el Puente Vasco da Gama. Inaugurado en 1998 para conmemorar el 500 aniversario de la llegada de Vasco da Gama a la India, este puente se extiende a lo largo de 17,2 kilómetros sobre el río Tajo, conectando la ciudad con la región de Setúbal.

Además de ser una obra maestra de la ingeniería, el puente es una atracción turística por sus vistas impresionantes del río y del horizonte de Lisboa. Su diseño moderno y elegante contrasta con la arquitectura histórica de la ciudad, simbolizando la unión entre la tradición y la modernidad. El Puente Vasco da Gama no solo es funcional, al aliviar el tráfico en la ciudad, sino que también es un recordatorio del legado explorador de Portugal, llevando el nombre de uno de los navegantes más importantes de la historia.

Los azulejos: arte en las paredes de Lisboa

Una de las características más distintivas de Lisboa son sus coloridos azulejos, que adornan fachadas de edificios, interiores de iglesias y estaciones de metro. Introducidos por los árabes durante su ocupación, estos mosaicos de cerámica se convirtieron en una forma de arte única en Portugal.

En Lisboa, los azulejos cuentan historias, ya que, muchos de ellos representan escenas históricas, religiosas o cotidianas, transformando las calles en galerías de arte al aire libre. El Museo Nacional del Azulejo, ubicado en un antiguo convento, es un lugar imprescindible para quienes desean conocer más sobre esta tradición.

Lisboa y su relación con los terremotos

En 1755, Lisboa fue devastada por uno de los terremotos más catastróficos de la historia europea. Este evento no solo destruyó gran parte de la ciudad, sino que también marcó un antes y un después en su arquitectura y planificación urbana. El barrio de Baixa Pombalina, reconstruido tras el terremoto, es un ejemplo destacado de la resiliencia de la ciudad. Diseñado con calles amplias y edificios resistentes a terremotos, este barrio refleja la innovación y el espíritu de superación de Lisboa.

Hoy, el terremoto de 1755 sigue siendo un tema de fascinación para los historiadores y un recordatorio de la capacidad de Lisboa para renacer de las cenizas.

El elevador de Santa Justa: una obra de arte funcional

El elevador de Santa Justa es una joya arquitectónica en el corazón de Lisboa, siendo construido en 1902 por Raoul Mesnier de Ponsard, un aprendiz de Gustave Eiffel. Este elevador conecta los barrios de Baixa y Chiado, ofreciendo vistas panorámicas de la ciudad. El ascensor de estilo neogótico es tanto una atracción turística como un medio de transporte práctico. Su estructura de hierro forjado y su elegante diseño lo convierten en un símbolo de la innovación de principios del siglo XX.

Subir al elevador de Santa Justa no solo es una experiencia funcional, sino también una oportunidad para disfrutar de una perspectiva única de Lisboa, mirando desde los tejados hasta el río Tajo.

Los sabores de Lisboa: el pastel de nata

No se puede hablar de Lisboa sin mencionar su delicia más icónica: el pastel de nata. Este pequeño pastel de crema, originario del barrio de Belém, es un símbolo de la gastronomía portuguesa y una parada obligatoria para todos los visitantes.

El Pastéis de Belém, la pastelería más famosa para degustar esta delicia, ha estado elaborando pasteles de nata con su receta secreta desde 1837. Sin embargo, se puede encontrar esta especialidad en prácticamente todas las cafeterías de la ciudad. Acompañar un pastel de nata con un café es una de las tradiciones más queridas de Lisboa, convirtiéndose en una forma deliciosa de experimentar la cultura local.

Fado: el alma de Lisboa

El fado, un género musical melancólico que expresa el alma portuguesa, nació en los barrios de Lisboa, tales como Alfama y Mouraria. Este estilo musical, caracterizado por su profunda emotividad, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2011.

Las casas de fado, donde los músicos interpretan estas canciones acompañados de guitarras portuguesas, son una experiencia única para los visitantes. Estas actuaciones íntimas ofrecen una ventana al corazón de Lisboa y su gente, haciendo que escuchar fado sea más que disfrutar de música. De esta forma se puede sentir la esencia de Lisboa y su conexión con el pasado, el presente y el futuro.