El amianto, también conocido como asbesto, es un mineral fibroso que durante décadas fue ampliamente utilizado en la construcción, la industria y la fabricación de productos gracias a sus propiedades aislantes, su resistencia al fuego y si durabilidad. Sin embargo, con el tiempo se descubrió que su uso representaba un grave peligro para la salud humana. Aunque actualmente está prohibido en muchos países, como sucede en España, todavía existen miles de estructuras que lo contienen, especialmente en edificios antiguos.

El problema del amianto radica en sus fibras microscópicas, ya que, cuando los materiales que lo contienen se deterioran, se rompen o son manipulados sin protección, liberan estas fibras al aire. Si una persona las inhala, pueden alojarse en los pulmones durante años, provocando enfermedades graves. Lo más preocupante es que los efectos en la salud pueden tardar décadas en aparecer, lo que hace aún más peligroso no detectarlo a tiempo o no actuar con responsabilidad.

Por todo esto, es importante identificar la presencia de amianto en viviendas, naves industriales o locales comerciales y actuar con profesionales especializados. Una empresa de retirada de amianto se encarga de este tipo de trabajos, ya que tiene equipos de protección específicos, protocolos de seguridad, y sobre todo, garantiza el cumplimiento de la normativa vigente. Solo de esta manera es posible proteger tanto a las personas como al medio ambiente de los efectos nocivos del amianto.

¿Por qué el amianto es un riesgo para la salud?

El amianto es considerado por la Organización Mundial de la Salud como un carcinógeno del grupo 1, lo que significa que su relación con el cáncer está plenamente demostrada. Las fibras del amianto, al ser respiradas, pueden llegar a las zonas más profundas de los pulmones, provocando inflamaciones y lesiones con el paso del tiempo. A diferencia de otros materiales peligrosos, el riesgo del amianto no es inmediato, sino acumulativo y silencioso.

Entre las enfermedades más comunes asociadas a la exposición prolongada al amianto se encuentran la asbestosis, una fibrosis pulmonar crónica; el cáncer de pulmón; y el mesotelioma pleural, un tipo de cáncer muy agresivo y exclusivamente relacionado con el contacto con este material. Estas patologías suelen desarrollarse años o incluso décadas después de la exposición, lo que complica su diagnóstico temprano y reduce las opciones de tratamiento efectivo.

Lo más preocupante es que el amianto no solo representa un riesgo para los trabajadores que lo manipulan, sino también para cualquier persona que conviva en un entorno donde haya partículas en suspensión. Esto incluye viviendas antiguas, colegios, hospitales, naves industriales o incluso zonas comunes en comunidades de vecinos. Por eso, retirar el amianto de forma segura no es una opción, sino una necesidad de salud pública.

¿Dónde se encuentra el amianto? Cubiertas, tejados…

El amianto fue un material muy popular entre los años 60 y 90, especialmente en forma de fibrocemento, conocido comercialmente como “uralita”. Esta mezcla de cemento con fibras de amianto se utilizó masivamente en la construcción por su bajo coste y resistencia. Actualmente, las cubiertas y tejados de muchas naves industriales, almacenes agrícolas, garajes e incluso viviendas siguen conteniendo placas de fibrocemento con amianto, a menudo deterioradas y expuestas a la intemperie.

Además de en tejados, el amianto puede encontrarse en bajantes, depósitos de agua, canalones, suelos vinílicos, chimeneas, aislamientos térmicos de calderas, conductos de ventilación e incluso en algunas pinturas o pegamentos industriales. En muchas ocasiones, los propietarios desconocen que sus inmuebles contienen este material, ya que no siempre está visible o identificado como tal. Por ello, antes de acometer cualquier reforma o demolición, es necesario hacer una inspección para detectar su presencia.

El riesgo aumenta cuando estas estructuras envejecen, se rompen o se manipulan sin las medidas adecuadas. Las placas de fibrocemento con amianto pueden parecer inofensivas a simple vista, pero al fracturarse liberan miles de fibras invisibles al aire. Por eso, cuando se detecta amianto en una cubierta o instalación, la única opción segura es contactar con una empresa autorizada en desamiantado como Cubiertas TAAD 200 que cuente con el personal, los medios técnicos y los protocolos de retirada establecidos por la ley.

La importancia de contar con una empresa especializada

La retirada de amianto no es una tarea que se pueda hacer por cuenta propia ni encargarse a cualquier empresa. Se trata de una actividad regulada por el Real Decreto 396/2006, que establece las condiciones mínimas de seguridad y salud para los trabajos con riesgo de exposición al amianto. Por lo tanto, solo empresas registradas en el RERA (Registro de Empresas con Riesgo de Amianto) pueden llevar a cabo estas intervenciones legalmente.

Estas empresas disponen de equipos de protección individual, sistemas de encapsulado, herramientas especializadas, procedimientos de descontaminación y formación específica para sus operarios. Además, planifican cada intervención con estudios previos, informes técnicos, planes de trabajo aprobados por la autoridad laboral y gestión segura de los residuos en vertederos autorizados. Esto garantiza que el amianto se retire sin liberar fibras al ambiente y sin poner en peligro la salud de nadie.

Al contratar una empresa profesional, como Cubiertas TAAD 200 con más de 10 años de experiencia en este tipo de trabajos, no solo se cumple con la normativa, sino que también se accede a la tranquilidad de saber que todo el proceso está en manos expertas. Estas empresas asesoran desde el diagnóstico inicial hasta la emisión del certificado de descontaminación, protegiendo a los propietarios de posibles sanciones, riesgos legales o errores en la manipulación del material.

Otros beneficios de una retirada segura y profesional

Más allá del cumplimiento legal y la prevención de enfermedades, retirar el amianto con una empresa especializada aporta una serie de beneficios prácticos. En primer lugar, se mejora la calidad del aire interior y se elimina una fuente permanente de exposición a contaminantes. Esto es especialmente relevante en centros educativos, hospitales, edificios públicos y viviendas donde hay niños, personas mayores o con problemas respiratorios.

Además, la retirada profesional del amianto incrementa el valor de la propiedad. Cada vez más compradores, inversores y arrendatarios exigen garantías sobre la ausencia de materiales peligrosos en los inmuebles. Una vez retirado, la empresa certificada emite un documento que acredita la descontaminación, algo muy útil en operaciones de compraventa, reformas o inspecciones técnicas. Por último, se permite acceder a ayudas, subvenciones y bonificaciones públicas, especialmente en esta clase de procesos de rehabilitación energética o mejora de edificios. Muchas comunidades autónomas cuentan con líneas específicas de apoyo para la retirada de amianto, pero solo se otorgan si la intervención se hace con empresas autorizadas. Por ello, contratar con una empresa especializada en desamiantado como Cubiertas TAAD 200 es una solución adecuada para solucionar completamente el problema del amianto en hogares y negocios.