En determinados lugares se ha vuelto muy habitual el alquiler de habitaciones individuales en pisos y casas, con inquilinos que comparten las zonas comunes del inmueble, teniendo alquilada su habitación propia. Este tipo de alquileres es muy habitual entre los estudiantes universitarios que realizan sus carreras fuera de la comunidad autónoma en la que residen, o, en casos de personas que trabajan, ya sea de manera temporal o fija, en una ciudad concreta.

Asimismo, este tipo de contratos de alquiler de habitaciones suele requerir de una estancia temporal en el caso de los estudiantes, cubriendo el curso escolar, y, dejando libre la habitación durante el verano. En este punto, los propietarios tienen dudas acerca de diferentes cuestiones legales, al existir varios contratos de alquiler referidos al mismo inmueble, y, otorgados a distintas personas. Por ello, hay que tener presentes todos los problemas que puedan surgir: ¿Qué pasa si un inquilino deja de pagar? ¿Qué ocurre en caso de que haya un re-alquiler de la habitación? ¿Existen prórrogas? En estos casos, es importante contactar con profesionales para elaborar el contrato, o, tener que hacer frente a un conflicto por desahucio por impago de habitación.

¿Cómo se alquila una casa por habitaciones?

La forma más habitual para alquilar una casa por habitaciones en España consiste en referir un contrato por cada habitación del inmueble, teniendo por tanto el mismo número de contratos de alquiler de habitación como de habitaciones. En dicho contrato de alquiler de habitación se especifica que se trata de una habitación en un piso compartido, con una duración determinada, y, con una serie de zonas comunes que se compartirán entre todos los inquilinos del piso/casa.

De manera habitual, los gastos del piso se suelen dividir entre el número de personas que viven en el inmueble, haciéndose cargo por tanto de la parte proporcional del montante. Como norma general, el alquiler de habitaciones es completamente individual, por tanto, el precio de una habitación no tiene que ser el mismo que el de otra habitación del mismo piso. Asimismo, se suelen especificar clausulas relativas a la opción o no de re-alquiler de habitaciones, prórrogas, fianzas, etc.

¿Qué hacer si un inquilino deja de pagar?

Como hemos comentado anteriormente, el hecho de tener habitaciones alquiladas dentro de un inmueble hace que exista la posibilidad de que los inquilinos no se conozcan de manera previa. Asimismo, el hecho de tener contratos individuales hace que, en el supuesto de que un inquilino deje de pagar, ese hecho no pueda repercutir en los contratos del resto de inquilinos.

En los casos en los que un inquilino deja de pagar, se puede comenzar un proceso de desahucio por impago de la renta, pudiendo echar a la persona/s que no están al corriente de pagos por el uso de su habitación y las zonas comunes de la casa. Además, también se puede reclamar los alquileres no pagados, y, la parte proporcional de las facturas de gastos, siempre que esté especificado en el contrato.

Proceso de desahucio con profesionales

El proceso de desahucio consiste en una serie de pasos que se deben realizar para poder completarse de manera correcta. En el caso de los desahucios y desalojos, es importante contactar con profesionales, consiguiendo de esta manera seguir la forma adecuada, reclamando todo el dinero, y, echando al inquilino en caso de que no pague.

A pesar de ser nuestro inmueble, hay algunos «soluciones» que no se podrán aplicar, como cambiar la cerradura de la casa para evitar que el inquilino pueda entrar, siendo ilegal, y, pudiendo cometer un delito de coacción. Lo primero que debe conocerse es que la demanda por desahucio puede realizarse tras un primer mes en el que no se ha realizado el pago del alquiler.

Tras esto, debe enviarse un burofax en el caso en el que se quiera evitar que el inquilino se mantenga en el piso si paga las rentas que debe. El burofax debe contener toda la información del dinero que debe el alquilado, el plazo para pagarlo, la forma o formas de pago, y, un aviso de las acciones tomadas legalmente.

En muchos casos, el inquilino hace caso omiso al burofax y la demanda, pudiendo proceder a un desalojo forzoso del inmueble, con intervención de la Policía en caso de resistencia. Tras esto, se pueden reclamar todos los pagos debidos, así como los costes judiciales que guarden relación con el proceso de desahucio.